Tras el cierre de temporada en Formigal y con 248.240 m. de desnivel acumulados en nuestras piernas, acometemos nuestro primer viaje del club con destino a Chamonix.
Pertrechados con todo nuestro equipo y con el forfait “Unlimited”, válido para Francia, Suiza e Italia recorremos 1.000 km. en busca de nieve en estaciones abiertas a estas alturas de la temporada.
Como despreocupados que somos y con plena confianza en la organización del club, no habíamos visto nada de las estaciones y no podíamos imaginar lo que nos esperaba.
La ubicación de los apartamentos, perfecta: muy cerca del centro, pero lo más importante, a unos 30 m. del remonte más cercano y justo enfrente de la estación de autobuses.
El primer día nos llevan a La Flegere una parte del dominio de Chamonix. Un día soleado con nubes bajas que acabó incluso nevando. Nos vino bien para ir acostumbrándonos a las alturas y sobre todo a los teleféricos vertiginosos que desde entonces denominamos “zumbadores”.
En la pista Floria, Ibón y Rober. Ya empezaba a nevar…
Al final nos atrevimos con el primer zumbador. Sólo era el principio.
El segundo día subimos a Aguille du Midi, a 3.800 m. , nosotros, sólo para ver el Mont Blanc desde cerca, pero finalmente nos decidimos bajar por el Valle Blanche con el resto de miembros del club, aunque para ello había que pasar por una cornisa un poco complicada.
Eli ante la cornisa. Su cara lo dice todo.
Nada más calzarnos los esquís nos dimos cuenta de que había merecido la pena.
Nuestro máximo agradecimiento a los miembros más aguerridos de DESCENSO ESQUI CLUB que nos animaron y ayudaron en una gesta que sin ellos no habríamos acometido.
Saludo descenso.
El paisaje, sin palabras.
Llegada final al Mar de Glacé.
Les Grands Montets, unos bosques preciosos…
Nieve de todo tipo.
Un buen respiro para continuar la jornada. Aquí las mesas están en mitad de la pista.
Repasando la jornada y reponiendo hidratación.
Siguiente día: Verbier (Suiza). Subimos hasta el glaciar del Monfort.
Siempre buscando la máxima pendiente, aunque suponga una buena remada. Merece la pena. La nieve polvo total.
Ultimo día: Balme. Las vistas desde allí son impresionantes.
La parte de atrás esconde unos bosques preciosos. Estamos debajo del pino grande a la derecha.
Donde aprovechamos para tomar un tentempié.
Ibón disfrutando…
Musty aprovechó para volar.
Pero nos faltaba un zumbador. Volvimos de propio a Les Grands Montents para bajar por el glaciar de Argentiere.
Mereció la pena, tanto por la calidad de la nieve como por el paisaje.
Lo más triste fue que terminara y tener que despedirnos de todos, pero sabemos que la próxima temporada habrá nuevo viaje.
