un día gris

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Un día gris: 20 de marzo 2010

La gente recela de los días “malos”, incluso te miran con cara extraña cuando cuentas que has subido, se ríen y te dicen que esos días no valen como esquiados.
Yo, sin embargo, no hago caso y siempre subo. Algunos días verdaderamente no merecen la pena, pero la mayoría sí.
Cada uno de esos días es diferente y experimentas diversas sensaciones: la soledad tranquila cuando llueve o nieva con calma, la alerta de cuando no ves ni la siguiente baliza, o el dolor de la nieve golpeando tu cara.
Sin embargo, la mayoría son días grises por el color del cielo, pero no lo son por las vivencias.
Aquí va uno de ellos en el que me acompañaron Bea y Eli, que ya se han aficionado también a subir pase lo que pase.

 

Lo primero que llama la atención de esos días es que no hay nadie. Esquías totalmente solo, mejor que entre semana.
Mientras la visibilidad sea buena…

 

Exploramos la zona de Garmet.

 

Da tiempo de hacer el tonto y hasta fotos artísticas.

 

La nieve se encuentra en perfectas condiciones.

 

Nos disponemos a acometer la parte final con más pendiente. Merece especial atención la cara de pilla de Bea. Siempre la pone cuando va a bajar palas fuertes…

 

La visibilidad es buena: se ve el aparcamiento de Anayet.

 

Seguimos disfrutando…

 

La pala se suaviza un poco en mitad.

 

Para de nuevo volver a la inclinación inicial.

 

Merece la pena, pero, guardad el secreto...