Andorra es un País increíble, que te atrapa con la magia que despierta entre sus gentes. Desde niño siento especial admiración por este pequeño País enclavado en la inmensidad de los Pirineos, quizás por que allí aprendí a esquiar, por su paisaje, por sus gentes, por sus tiendas…..
Se presentó la oportunidad de volver a esquiar por esas tierras, de la mano de Solonieve coincidiendo con el evento Solonieve festival que organizaban en Vallnord, y no faltamos a la cita.
El día se presentaba interesante, tras la sucesión de frentes cargados de nieve que recorrieron el País los días precedentes, parecía que la cosa pintaba muy bien. Además la víspera cuando llegamos a Andorra seguía nevando, y tras estar nevando durante toda la noche, por la mañana amanecía nevando.
Subimos pronto ya que había que fichar en la carpa de Solonieve y recoger los forfaits.
Poco a poco fuimos abriéndonos traza a lo largo de la estación que seguía nevando tenuemente, pero eso no hacía más que alimentar nuestras ansias por esquiar ese polvorón suave y fresco.
El mal tiempo hizo que el enlace del teleférico con Arinsal, permaneciera cerrado durante toda la jornada, pero con el powder que había por toda la estación de Pal, no nos importó en absoluto.
Exploramos cada rincón de la estación minuciosamente, como si de un tesoro se tratara. Como anécdota, recuerdo que de regreso de la zona de Coll de la Botella hacía el Pic del Cubil, preguntamos a un pister si podíamos descender por una zona que habíamos fichado previamente, una espectacular zona con pendientes importantes y que desembocaba en un frondoso bosque, cuya respuesta amable del pister fue: “ No sé, pero en alguna ocasión alguno ya se ha tirado por ahí…”
Con el presentimiento que nos metíamos en una embajada más, que tanto nos gustan, decidimos explorar el último rincón indómito de Pal, y el regalo fue mayúsculo en forma, de nieve polvo en cantidades ingentes, en la cual no había pasado nadie, con una zona de canales tiesos, lo que le daban un ambiente alpino muy bello.
Con la sensación de a ver sacado chispas a la estación de Pal, nos retiramos con una sonrisa de oreja a oreja, con las piernas pidiendo descanso, y no era para menos, habíamos disfrutado a placer de la estación y sus bellos rincones.
Para terminar el día y como broche de oro a un magnífica jornada de esquí, Solonieve celebró un sorteo de varios pares de esquís, que afortunadamente un par se los llevo Idoya para casa…….IMPRESIONANTE!!!!
Agradecimientos a SoloNieve y Vallnord.
